Día del trabajo
En nuestro país se celebra el primero de mayo el
día del Trabajo. Se conmemoran a todos los hombres y
mujeres que mediante el esfuerzo físico e intelectual han
contribuido ha engrandecer a nuestra patria.
En grandes o pequeños trabajos, reivindican ser parte de esa clase
trabajadora, que dejó de lado, en momentos de la historia, sus
herramientas y se lanzó a cambiar su futuro. Desde los inicios de la
nación, fue parte de la Independencia y marchó con Bernardo O’Higgins
en los campos de batalla. En los tiempos de paz, cultivó los campos,
salió temprano a cosechar el mar y formó parte del Ejército de Chile.
Los llamaban ’
rotos
chilenos’, los trabajadores de nuestra tierra,
aquellos que lucharon inclaudicablemente en los campos de batalla en la
Guerra del Pacífico, para luego volver al terruño anhelado y estar junto a
sus familias.
Por sus venas corre sangre criolla y mapuche, intrepidez y fortaleza se
unen en un pueblo. Terquedad y razón han sido parte de su herencia, de
su lucha.
Han debido defender con su sangre sus derechos, en diversas huelgas a
través de los tiempos: la huelga del mono, de los 18 peniques, de la
carne, de paro nacional, entre otras.
Desde inicios del siglo XX, no ha habido año, donde han debido
demostrar que sus reivindicaciones son justas y necesarias. Cada huelga
general, ha significado muertes de trabajadores o de sus parientes, la
represión y la barbarie han tratado de imponerse a la razón. Quedan
como vestigios incompresibles, la huelga de 1907 en Iquique y la
matanza que acaeció allí, la matanza de Ranquil, el aniquilamiento de
obreros en los cordones industriales, las muertes en las jornadas de
Protesta Nacional.
Han nacido de entre sus filas hombres que han guiado el camino de la
masa trabajadora,
Luis
Emilio Recabarren y
Clotario
Blest.
Los trabajadores continuarán entregándose a la patria, continuarán
levantándola cuando sea asolada por la naturaleza, defendiéndola de sus
enemigos, y continuarán levantándose temprano para que exista el Chile
que conocemos.